

MÉXICO
MI PRIMERA MARCHA
Como mujer no podía minimizar lo que pasa con nosotras en el país. Todos los días la noticia de la marcha me venía inquietando (a veces siento mucha impotencia de no poder hacer mucho y por eso decidí ir) No sabía qué esperar. Pude imaginármelo de mil formas, pero nunca sabría en realidad cómo es, hasta que por fin lo viví.
Mientras estaba ahí, creí que podría ser solo una más entre todo ese mar de mujeres. Pero esa persona más, esa que creía que no podía hacer nada, logró un impacto en su círculo más cercano. Le conté a las personas a mi alrededor lo que había pasado y describí la realidad tal cual es, sin distorsiones.
Si yo había ido, al menos más personas sabrían cómo es una marcha de esta magnitud.
Durante nuestro recorrido al Zócalo, no podía creer la cantidad de mujeres que se desbordaban por las calles y caminaban con tanta emoción. Hubo gritos, cantos y alegrías, pero también hubo tristezas. De las que sufrieron golpes y abusos. De quiénes les mataron a sus hijas. O a sus mamás. O a sus hermanas.
Yo también creía que "ésas no son formas" cuando hablaban de los monumentos rayados, las paredes pintadas o los vidrios rotos. Pero no lo pude entender hasta que vi las lágrimas de las mujeres que sobrevivieron y que su única forma de expresar tristeza, rabia y enojo era rompiendo, tirando, gritando.
Fue entonces que entendí por completo el dolor, y si quieren romperlo todo. Que lo rompan. No necesitan nuestro permiso para expresar con fuerza la pérdida de lo que ya no les será devuelto.
Mónica Lira
CDMX
GOTAS DE UN MAR MORADO
Alerta alerta! Hoy somos todas feministas y toda América Latina lo va a ser.
En este mar morado las olas no son de agua, sino de gritos. De repente un ¡ah! colectivo se escucha a lo lejos y conforme se acerca, suena más fuerte. Después de asegurarme que no es nadie corriendo, me uno al grito como si estuviera esperando la ola del mar para saltarla, y seguir nadando.
Hay pocas cosas que me han puesto la piel chinita como la marcha del 8 de marzo, porque me uní a mis hermanas de todas las edades y de todos los contextos sociales. Vimos tantas formas de expresión, tantos cantos, bailes, pancartas, que es triste salir de la marcha y encontrar gente que no comparte el sentimiento y cree que todas somos radicales, cuando no vieron que salían hombres de la nada a romper vidrios y que mientras nos movíamos asustadas, gritábamos: ¡No violencia!
El domingo marchamos por las que no pudieron, por las que han sido violentadas y por las que vienen. Y también por nosotras, que diario vivimos todo tipo de violencia y que estamos hartas. Muchas veces he pensado al despertar que ese podría ser mi último día y cada que me duermo me alegro de seguir aquí, pero hoy no tuve miedo. Me di cuenta que somos miles y estamos juntas… como las gotas de agua en las olas.
Paola Margu
CDMX
LIBRE, NO MUERTA
Despierto en el lugar donde las mujeres mueren.
Soy un reflejo de mis pensamientos y me definen mis acciones. Soy ojos, soy ideas, soy este huracán de sentimientos, soy historias, soy empatía, soy caminos, soy voz.
Soy mujer despierta y decidida a reclamar su libertad.
Voy a salir, voy a exigir, voy a romper silencio, voy a ser, voy a estar. Porque me duelen los limitantes y me incomoda mi realidad.
Soy todas las posibilidades.
Soy fuerte y consciente que soy parte de algo más grande que yo.
Juntas, despiertas, valientes y con voz.
Mabel Favela Acosta Chaparro
CDMX
EL RITUAL DEL DÍA
Desperté llorando…
La sal de mis lágrimas
sabían a lo amado
Desayunamos, nos preparamos
nos protegimos y nos encomendamos
Cada quien hizo su bandera
un intento en el viento
un símbolo, una imagen
haciendo la semejanza
El de mi hija decía
“Somos las nietas de las brujas
que no pudiste quemar”
¡Tremenda invocación para
mover la voluntad!
Teníamos una causa,
sublimar, sanar y regresar
a el orden ancestral
Nuestra piel mestiza ardía
Ahora éramos Jacarandas
y a el centro había que llegar,
a lo más profundo
de nuestro propio Mictlán
Con un orden militar
se formaba la serpiente morada
que se empezaba a emplumar
La campana de la Revolución
sonó con la furia de la evolución
El primer vidrio templado estalló
La mujer fuego vestida de negro
¡Sanaba una emoción!
El corazón se nos salió
Nos habíamos convertido en la ofrenda
y respiramos para regresar
el alma a el cuerpo
Todas a el acecho…
empezábamos a avanzar
Ahora éramos el rezo
en aliento y en movimiento
Nuestros pasos acariciaban la tierra…
Levantamos la voz
y cantamos a los cuatro vientos
con el puño hacia el cielo
para purificar los recuerdos
regando con la esperanza
a nuestra tierra amada
Las valientes guerreras
con la fuerza del caos
iban destruyendo
rompiendo creencias
derrumbando fronteras
y todas les mandábamos aliento
Las artistas cósmicas
decoraban y pintaban
Ellas fueron las traviesas
que todas llevamos dentro
Libres y salvajes
se movían como el viento
Ahora nuestro mundo era rosa
Las que venían con sus muertas
iban en el frente
Y nosotras sosteniendo sus lamentos
Tezcatlipoca espantando
a los granaderos
Los perros que llevaban aullaban
y los nahuales cuidaban
La resistencia paralizada de miedo,
Nosotras éramos infinitamente más
Todo parecía estar en paz
El Altar Mayor del Templo
Había sido sacralizado
¡Lo habíamos logrado!
Un huehuet sonando
Sonajas cantando
Un caracol soplando
Millones de corazones mirando
y lo profano temblando
Un círculo de fuego, una hoguera
para seguir quemando, danzando
transformando
Huitzilopochtli nos había acompañado
En la Catedral
la asención de María pasando
perdonando, amando
Y Tláloc en las lágrimas
de las mujeres hablando
y otras escuchando y ofrendando
acompañando, liberando
comprendiendo, aceptando
Círculos de mujeres sentadas
sonriendo, comiendo
Nos mirábamos con devoción
y sobre todo con admiración
Ahora éramos un solo corazón
Con un rostro verdadero
habíamos sido espejos
Y el reflejo era bello
Los altares habían sido despertados
La Gran Tenochtitlán
volvió a ser un territorio sagrado
La luna llena nos esperaba
para irnos a soñar
Lo demás… es historia
Cecilia Cervantes
CDMX
LAGUNA
El 8 de marzo de 2020 no fue un domingo como cualquier otro en la Laguna. El recorrido de la marcha consistía en cruzar tres ciudades de dos estados, empezando a caminar desde la Plaza de Armas de Lerdo, para luego atravesar Gómez Palacio y posteriormente arribar a Torreón, logrando un total de 10km de protesta.
En un principio se estimaba entre los colectivos de mujeres, que se iban a juntar unas 300 personas, como máximo. Cuál sería nuestra sorpresa al darnos cuenta de que solo esas 300 fueron las que iniciaron la marcha y que, poco a poco, muchísimas más se fueron incorporando en diferentes puntos. Uno muy importante fue el Torreón donde otras tantas mujeres se unieron con ánimo para cantar las consignas con las que ya venían cansadas y asoleadas desde Lerdo.
A pesar de que todo estuvo sumamente organizado y había muchas morras encargadas de la seguridad, vialidad no sabía cómo manejar a tanta gente. Durante el recorrido nos escoltaron varios coches, una ambulancia y los tránsitos quienes, esta vez, nos cuidaron. Los medios de comunicación mandaron mujeres y los hombres rara vez tuvieron protagonismo, salvo unos cuantos que salieron con pancartas a apoyar el movimiento.
Finalmente llegamos a la Plaza Mayor, después de caminar muchas horas, donde nos esperaban miles de mujeres más.
Fuimos más de 3600.
Congregadas todas en Plaza Mayor escuchamos las fortísimas experiencias de nuestras compañeras y cantamos y lloramos con ellas; y le pusimos nombre y cara a los casos horrendos que nos cuentan y sentimos rabia por todas esas veces que no se hizo justicia y que nos dejaron morir, literalmente.
El 8M Laguna vivió una marcha pacífica pero no por ello menos significativa o menos dolorosa. Muchos sentimientos se manifestaron a lo largo del trayecto. Ver a tantas mujeres juntas, compartiendo el mismo hartazgo, el mismo miedo, la misma sed de justicia y de sororidad me dio esperanza y fuerza para seguir luchando con mis compañeras para que America Latina sea TODA FEMINISTA.
Fue una experiencia como nada que hubiera vivido antes.
Pensé que lloraría con gotas gordas, pero eso no pasó. Yo no percibí nada a mi alrededor que se le pareciera a la resignación. Que creo que es lo que alguna vez sentí respecto a este tema en varias ocaciones y lo que me provocaba el llanto nocturno. Incluyendo cerca de mi familia.
Ese sentimiento fue remplazado por fuerza y por la conexión que sentí con las mujeres que marchaban igual. Me sentí acompañada y acompañando.
Parece la misma cosa, pero en mi opinión no lo es. Sentí que la voces se alzaban acompañándome a grita consignas que tenían que ver con ser tocada sin permiso. Algo que muy tontamente antes me daba vergüenza.
Acompañé alzando mi voz en consignas para aquellas familias que han perdido a alguna mujer maravillosa que jamás tendré el placer de conocer.
Y acompañé a las mujeres que alguna vez les quitaron la sonrisa junto con su paz, al no volverse a sentir seguras. Y grité fuerte, esperando que se les haya devuelto aunque sea un poco de esa paz arrebatada.
Algo en mí sabía que esto estaba pasando en muchos lugares del mundo. Entonces de alguna forma nos acompañamos todas. Unas marcharon mientras las de acá dormíamos y seguimos cuando ellas se fueron a cuidar esos pies cansados.
Se ha formado una hermandad y eso es lo más reconfortante.
Dicen que este movimiento se debe iniciar por nosotras.
Y yo creo que sí comenzó.
Paulina Angélica Martínez Sánchez
CDMX
El 8M fue solidaridad con mi familia y amigas: mi madre, mis tías y primas marcharon por primera vez porque tenían el mismo sentimiento de justicia no sólo por las víctimas de feminicidio, sino por el machismo existente de casa: ¡Estamos aquí! no somos las que hemos provocado esto. No somos una cruz rosa, no somos una estadística, somos mujeres y queremos que nos respeten.
Silvana Flores
CDMX
Litigio de les cuerpos feminizados por el derecho a la propia existencia. Mientras lentamente la pandemia comenzaba a transitar por las calles mexicanas, miles y miles de mujeres tomaron el espacio público en una manifestación que muchos afirmaron no se veía desde la histórica marcha estudiantil del 68, para exigir el cese de violencia en todo el territorio de los Estados Unidos Mexicanos.
El grito fue por las que el patriarcado se llevó y por el cuidado de nuestra potencia vital. Las consignas del movimiento ya son patrimonio de la humanidad, y no de esa “humanidad” de la que fuimos excluidas por las masculinidades en las puertas de la modernidad, sino la que estamos construyendo en las calles latinoamericanas: NI UNA MENOS, NI UNA MÁS. CUERPA A CUERPA por la otra.
Soy argentina y estuve viviendo 7 meses en México de intercambio. Milito en el Frente de Géneros y Disidencias en mi país y allá tuve enorme alegría de transitar movilizaciones e iniciativas del movimiento de mujeres y disidencias mexicano. Los contactos dejan marcas y las vivencias amplían la perspectiva: aquí y allá el movimiento tiene pretensiones de hacerse cargo, no solamente de la agenda histórica asignada a las mujeres, sino de hacer de este mundo otro más vivible.
Mailén Fox
CDMX
LA UNIÓN DE TODAS
Presento una foto de la marcha del 8 de Marzo en la Ciudad de México que llamé Solidaridad. Una solidaridad femenina y/o feminista. Me atrapó este momento entre dos mujeres que se abrazan, que se apoyan. Ellas representan la unión entre las manifestantes y las policías. Simbolizan la unión, la unidad de todas las mexicanas ese 8 Marzo. En un país donde cada día 9 mujeres mueren por ser mujeres, la solidaridad entre nosotras es una pregunta de sobrevivencia y se actúa todo el tiempo, que sea por una extranjera, una hermana, una vecina. Varias publicaciones criticaron a las manifestantes quienes destruyeron vitrinas y escribieron en los monumentos sobre el camino de la marcha, esas publicaciones hablaron de iconoclasia. Pero de qué tipo de iconos hablamos? Las del patriarcado? Esas palabras tienen por objetivo de dividir al movimiento.
No vi ni sentí ninguna división ese día, al contrario, fue una unión de todas.
Audrey Vallee
CDMX / FRANCIA
Ésta fue mi primera marcha, no estaba segura de si ir, tenía un poco de miedo. Pero sabía que de eso se trataba, de vencer el miedo. Pero no me arrepiento ni un poco, lo volvería a hacer mil veces. Lo que sentí estando ahí nunca lo había sentido, es difícil de explicar, porque a pesar de que tenía miedo, sabía que estaba segura, nunca había sentido esa seguridad, y a pesar de que no conocía a nadie, yo sabía que me estaban cuidando, todas nos estábamos cuidando.
Sara Wong
GUADALAJARA
Somos el grito enfurecido del resultado de siglos de opresión, quisieron callar nuestras voces, quisieron hacernos sentir menos por nacer mujeres, quisieron decirnos cómo debemos comportarnos, qué debemos y qué no debemos de hacer “como mujeres”. Nos han matado, nos han agredido, nos han acosado, nos han humillado y todas al unísono gritamos: ¡Ya basta!
Gracias a ti mujer, que no te callas, que gritas, que luchas, que pintas para no olvidar. ¡La revolución será feminista, o no será!.
Queremos que se note que estamos hartas de exigir algo que no deberíamos siquiera pedir. No deberíamos pedir ser libres.
No pretendo que me digas cómo debo manifestarme, no conoces mi enojo. Somos malas y podemos ser peores, así que no te conviene provocarnos.
Las amo a todas y cada una de ellas, porque he sentido unión increíble. Me he sentido segura alrededor de tantas mujeres empoderadas que sé que lucharán por cualquiera si nos pasa algo, sé que ellas me cuidan más que la policía, sé que con ellas existe un hogar. Siempre volvemos más aguerridas, con más coraje y con más ganas de unirnos.
Llámennos como quieran, no nos vamos a callar.
Carolina Rodríguez Ruiz
CHIHUAHUA
Esta ha sido la segunda ocasión que fotografío una marcha feminista, ambas han sido en Oaxaca México, y cada vez me sorprendo y emociona más hacerlo. Sentir la energía de todas las mujeres que asistimos es una experiencia que empodera y sobre todo, crea una conciencia colectiva sobre lo que sucede actualmente en nuestro país. Las mujeres estamos generando lazos que van más allá de nuestras diferencias, sentimos empatía, nos ocupamos y cuidamos entre nosotras.
Lo que me gustaría es que un día estas marchas solo sean para reconocer todos los esfuerzos que se realizan para erradicar la violencia de género. Mientras tanto; seguiremos marchando las veces que sean necesarias “hasta que la dignidad se haga costumbre” (Frase de Estela Hernández).
Tania Rubiños
OAXACA
El 8 de marzo en Morelia, México nos reunimos más de 6 mil personas para protestar ante la crisis de violencia que vivimos. El 9 de marzo se extendió esta protesta con el paro nacional de mujeres; paramos para atraer la atención a lo importante que es nuestra aportación a la economía de un país en el que no tenemos seguridad. Esto fue dos semanas antes de que se hiciera el llamado a quedarnos en casa, situación que ha exacerbado la violencia contra las mujeres, ya que muchas se encuentran atrapadas con sus agresores.
Éste es un ejercicio de memoria, para recordar que la organización de las mujeres continúa. Somos muchas, miles, las que estamos juntas en México y Lationamérica y nos mantendremos así porque ningún virus podrá frenar a la lucha feminista.
Lucía Rodríguez
MORELIA
DIGNA RABIA, CRÓNICA DE UNA MARCHA DEL 8M EN UN PAÍS FEMINICIDA.
Domingo por la tarde, estoy lista con todas las reglas de seguridad que me advirtieron que tomara, no había visto antes tantas mujeres en la marcha, es la mayor concentración de todas en los años que he participado.
Mi corazón late y siento la adrenalina a tope, esta vez no voy a llorar como las otras manifestaciones, esta vez haré intervenciones con mi arma mortal: una pintura en aerosol que asesina sus lindas paredes y monumentos, esta marcha seré parte de la DIGNA RABIA.
Con las capuchas puestas nos vemos diferentes, nos ven diferentes.
Comienza la marcha, al llegar a cierto punto comenzamos las intervenciones, sin darme cuenta cómo somos un enjambre de encapuchadas, tal vez 3 o 4 grupos distintos estábamos unidas, cuidándonos y haciendo intervenciones, corríamos de un lado a otro pintando consignas en los muros.
Nos miraban, con ojos de miedo
de amor
de orgullo
de desprecio
de alegría
de espanto
de aprobación
Nos miraron como ven al feminismo.
Sus bocas nos ovacionaban, nos impulsaban, nos infundían valor, algunas nos reprobaban.
El enjambre se junta, intervenimos, corremos, gritos, nos dispersamos, otra vez el enjambre se une, interviene, nos protegemos, corremos.
Por ti, por Fátima, por Ingrid, por todas las que han desaparecido, por todas las que han matado los feminicidas.
La DIGNA RABIA soy, somos y ya nada ni nadie nos va a parar.
María Feminista
MORELIA
GUADALAJARA
Desde hace un par de años me acelera el corazón reconocerme como parte de la colectividad de un movimiento construido a partir de muchos feminismos. El 8 de marzo del 2020 fue particularmente potente por la cantidad de mujeres nuevas que se sumaron, hubo una gran variedad de opiniones al respecto, hubo incertidumbre y desorganización, pero frente a ello, hubo reacciones de cuidado, mujeres que se encontraron y compartieron sus experiencias por primera vez y muchas amigas que caminamos juntas.
Ese día tuve oportunidad de cubrir los talleres con foto fija, pero apenas pude sacar mi cámara durante la marcha. Como parte de la comisión de registro audiovisual, conocí a una amiga a la que asistí en el vuelo de drone. Corrimos varias veces de principio a fin, nos tardábamos mucho en llegar a cada extremo; reconocer la complicidad y cuánto tiempo nos tomaba, será uno de los momentos más significativos para mí, porque pone en evidencia cuánto ha crecido el movimiento.
Tras cada levantamiento que hacíamos, ser espectadora en tiempo real, desde la pequeña previsualización de la pantalla, era desbordante. Teníamos 4 baterías, cada una con una duración máxima de 20 min, hicimos lo posible por hacer registro de diferentes momentos.
Cuando llegamos a La glorieta de las y los desaparecidos, hubo oportunidad de capturar la inmensidad con cámara en mano. Les comparto una imagen que para mí y algunas amigas, sintetiza la fuerza que cobramos ese día. Esa energía, frente a la cuarentena, es inagotable, y nos acompaña.
Mónica Vargas Michel
El 8M en la ciudad de Morelia fue una marcha en donde según datos oficiales marcharon más de seis mil mujeres, siendo ésta la marcha feminista más grande en la historia de la ciudad. Por primera vez la marcha dejó pintas en la ciudad, al día de hoy la historia aún se lee en sus paredes, más de 974 esténciles y grafittis se encuentran vivos en Morelia.
La marcha comenzó con una concentración en la Calzada de Fray Antonio de San Miguel, para dar inicio oficialmente en la Avenida Acueducto. Cuando comenzó la movilización para el arranque no se veía el fin de las filas de las mujeres, todas brincaban, bailaban, se sentía una emoción y felicidad en el ambiente; al llegar a la Fuente de las Tarascas se colgaron mantas en los puños del monumento más hermoso de la ciudad, tres mujeres de bronce, con sus pechos descubiertos eran las protectoras de mantas en favor del aborto y por Nilda.
En los contingentes pudimos sentir de todo, ver madres cargando a sus pequeñas, mujeres con tambores cantando al unísono, otras tantas tirando tablas que protegían edificios y miles más levantando sus voces mediante sus pancartas. Faltaban pocos días para que se cumpliera un año de la desaparición de Nilda, una estudiante de la facultad de veterinaria, su caso no había sido resuelto hasta entonces, muchas mujeres gritaron por ella, su rostro y su nombre se plasmó en toda la Av. Madero, no olvidamos, nuestros corazones siguen ardiendo.
Eliza Flores
MORELIA
GUADALAJARA
Salir con mis compañeras a reclamar el lugar que habitamos, con la marcha más grande que se ha registrado en el estado de Jalisco, fue un refuerzo para el espíritu urgido de encuentros.
Luego de ese día se nos obligó a separarnos nuevamente y regresar al espacio doméstico que siempre nos ha contenido, pero no regresamos de la misma forma. Ya no estamos separadas, calladas ni somos invisibles. Es imposible borrar nuestro rastro y no les dejaremos olvidar que estamos acá.
Estas fotos fueron tomadas a la mañana siguiente de la marcha 8M, en el que fungió como punto de encuentro para más de 30 mil mujeres al final de la movilización. Me recuerdan que la furia de las mujeres no va a apagarse, no va a desaparecer. Nuestra furia ronda la ciudad, los poblados. La rabia no fue cosa de un día, se queda para resistir como recordatorio, como presencia incómoda aún cuando no nos vean en las calles. Porque aquí resuena nuestro eco.
Mitzi Nayeli Pineda Sánchez
PUEBLA
Ésta fue mi primera marcha. Al principio puse un montón de pretextos porque tenía miedo de ir sola, pero después me sentí más tranquila y segura. Caminé, grité, me emocioné, me sorprendí, me enojé y espero hacerlo muchas veces más.
Guadalupe Minutti Pérez
Fui seleccionada par exponer una fotografía en conmemoración al día de la mujer en Madrid y tuve la oportunidad de ir, las fechas de la exposición coincidieron. Conocí a otra mexicana que se encontraba viviendo allá y me comentó que cada año se reúnen las mujeres mexicanas para protestar juntas y la manera de identificarse es pintarse como catrinas. Nos reunimos horas antes de que diera inicio para pintarnos entre todas y compartir las consignas. Me dió mucha emoción y orgullo encontrarme con ellas para marchar juntas por todas las mujeres que desaparecen y mueren en nuestro país. Después de ese día he pensado mucho sobre las diferencias que percibí y tiene que ver con el contexto en el que vivimos en México, estamos hartas de la justicia inexistente, tenemos mucho dolor y rabia.
Mildred Balderas Camba